El Real Madrid se cerrará el 2021 este miércoles en San Mamés. Gran escenario para poner el broche de oro a un buen año de los madridistas, pero que llega en el momento más delicado para la plantilla de Carlo Ancelotti. Cercados por el coronavirus, el conjunto blanco acude con numerosas bajas a Bilbao, por lo que el técnico deberá introducir rotaciones en su once. En él podría colarse Eduardo Camavinga, un jugador que también ha gozado de un gran 2021, pero que no está disponiendo hasta la fecha de las oportunidades que esperaba cuando fichó por el club el pasado verano.
Las puertas de la titularidad se abren para el mediocentro francés ante el Athletic. La ausencia de Luka Modric –a causa del virus– y de Casemiro –por sanción– deja casi sin más opciones a Ancelotti. A ellas se suma además la de Isco, nuevo positivo en el conjunto madridista, que reduce aún más las posibilidades para suplir a los dos titularísimos.
Por ello, todo apunta a que Camavinga podría ser la principal novedad en el once del conjunto madridista en San Mamés. El joven galo tendría la oportunidad de dar un paso al frente y devolverle a Ancelotti argumentos para confiar en él. Desde su llegada el último día de mercado, el joven futbolista de 19 años ha pasado por altibajos en lo que a sensaciones se refiere. Tras deslumbrar en sus dos primeras apariciones, su presencia ha quedado reducida a entrar en el tramo final, hasta llegar a desaparecer de los planes del técnico en los dos últimos encuentros.
Camavinga llegó al club ya con la temporada iniciada, pero no le costó nada adaptarse a la disciplina blanca. Debutó en el Bernabéu ante el Celta y, nada más entrar al terreno de juego, marcó su primer gol con la elástica del conjunto madridista. En el siguiente partido, ante el Inter, asistió a Rodrygo en el gol que daba la victoria en el descuento a los blancos. Pero desde entonces, se le ha visto muy poco.
Dos partidos después disputó el primero de los cuatro partidos en los que ha sido titular, pero las sensaciones no fueron similares a sus primeras apariciones. Fue sobre todo ante Espanyol y Osasuna donde se le vieron más las costuras al galo. La precocidad ha sido la tónica dominante en la aún corta carrera de Camavinga, pero en el Real Madrid le está pasando factura.
Sus ganas de demostrar y de meterse en el bolsillo a la afición y, sobre todo, a Ancelotti, le ha llevado a ir en determinados momentos pasado de revoluciones. Camavinga intenta ser protagonista, pero su ambición le ha llevado a quedar señalado en varios momentos, sobre todo en determinadas acciones defensivas, cargándose de amarillas y condicionando los planes de Ancelotti, que le ha tenido que sustituir en dos de ellos al descanso, al correr serio riesgo de expulsión.
De hecho, el técnico le ha encomendado en estos meses la labor de mejorar en ese aspecto. Camavinga ya sabe que tiene que poner énfasis en defender pero sin imprimirle ese exceso de intensidad que le ha llevado a cargarse de tarjetas en sus primeras apariciones con los blancos. En total, se encuentra ya al borde de la suspensión, tras ver cuatro amarillas en sus primeros tres partidos.
Pero el jugador parece haber aprendido la lección y, aunque sus presencias sobre el césped se han reducido en los últimos tiempos –debido también a la gran racha del equipo–, ha logrado sortear la quinta cartulina. En sus últimas siete apariciones, Camavinga ha logrado esquivar la sanción, aunque sólo ha sido titular en una ocasión más desde entonces.
Este miércoles, frente al Athletic, tendrá una nueva oportunidad. La ausencia de Modric parece cubierta por Valverde, pero quedaría otra plaza con la baja de Casemiro. Ahí es donde se le abre la puerta al mediocentro galo. Blanco y Camavinga se juegan la vacante que deja el brasileño y parece que parte con ventaja respecto al canterano madridista.
Sería una nueva oportunidad para demostrar de nuevo a Ancelotti que el trabajo que le ha encomendado va dando sus frutos y, de paso, tratar de poner fin de la mejor forma posible a un 2021 al que le puede poner muy pocos peros.